La patata agria es la variedad preferida por los profesionales y amantes de la cocina cuando se trata de conseguir unas patatas fritas perfectas. Su bajo contenido en agua y alto nivel de almidón garantizan una fritura dorada, crujiente por fuera y tierna por dentro.
Cultivada en tierras seleccionadas, esta patata de piel amarilla y carne firme es ideal para preparar patatas fritas caseras, chips, guarniciones o acompañar platos principales. Su forma alargada facilita el corte en bastones uniformes y su textura consistente evita que se deshaga al cocinar.
Recomendación de consumo:
Una ración para una persona suele ser de unos 250 g, ideal para una guarnición generosa o una porción de patatas fritas tipo casero.
Consejo de conservación:
Guardar en lugar fresco, seco y oscuro, fuera del frigorífico, para mantener su textura y propiedades intactas.
Si buscas una patata especial para freír, con sabor auténtico y resultado profesional, la patata agria es tu mejor aliada.
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